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NELSON MC ARDLE, ACADÉMICO DE LA UNIVERSIDAD DE MAGALLANES, EXPLICÓ QUE SE DEBE RESPETAR SU CAPACIDAD DE AUTONOMÍA.

Octubre es el mes de las personas mayores y en dicho contexto el académico de la carrera de Kinesiología de la Universidad de Magallanes, Nelson Mc Ardle, quien es especialista en gerontología clínica, planteó que debemos cambiar el lenguaje que utilizamos para referirnos a ellos, “dejando de llamarlos abuelitos o adultos mayores”, es importante potenciar su independencia “y dejar de tratarlos como niños”.

El académico, indicó que “en la medida en que los tratamos como niños, le estamos bajando, de alguna manera, su capacidad de autonomía. Esto puede llevarnos a tomar decisiones por ellos y, de alguna manera decidir sobre sus vidas y sus actividades”.

En tal sentido enfatizó que “lo primero que hay que hacer es reconocer a la persona mayor como un igual a mí, que tiene nombre, que tiene familia, que tiene un entorno y una participación social. A menos, obviamente, que haya alguna situación de salud con respecto al estado mental de esa persona que les haga (a las personas mayores) haga cambiar un poco la percepción de su mundo, pero, en la gran mayoría de nuestras personas mayores no existe el deterioro de la función mental”.

Mc Ardle añadió que “tenemos que sacarnos del estigma de la pérdida de memoria asociada al envejecimiento y dejar de asociarlas con las demencias como el mal de Alzheimer, en donde creemos que todas nuestras personas mayores tienen algún grado de limitación desde el punto de vista de la capacidad de ejecutar un juicio o de decidir ciertos cursos de acción”.

Finalmente, el profesor de la UMAG puntualizó que “el llamado de la gerontología es a entender que nuestras poblaciones están envejeciendo. En los últimos años se ha notado un aumento en la sobrevida de las personas, situación que podemos comprobar día tras día, ya que cada uno de nosotros al estar en nuestras comunidades, nos damos cuenta de que las personas mayores van aumentando cada vez más en número”. De aquí en más será una realidad constante y, necesariamente debemos adaptarnos como individuos y sociedad a entender que las personas, no por el hecho de envejecer, pierden sus capacidades y habilidades, brindando las oportunidades para que sigan siendo personas útiles e independientes.