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PARA EL ACADÉMICO PATRICIO SAAVEDRA ADEMÁS DE ATENDER LAS CIFRAS DE VICTIMIZACIÓN E INSEGURIDAD, SE DEBEN CONSIDERAR LAS REPERCUSIONES MÁS AMPLIAS QUE ESTAS TIENEN EN LA SALUD DE LAS PERSONAS Y LA COHESIÓN SOCIAL.

La última Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana, ENUSC 2023, que se alza como el principal instrumento del país para medir la victimización y la percepción de seguridad, en esta versión contó –por primera vez- con información fiable y detallada a nivel comunal y regional, además de las cifras nacionales.

Dentro de los números entregados se señala que la victimización alcanzó un 21,7%, manteniéndose estable en relación con 2022; mientras que la percepción de inseguridad, que mide la cantidad de personas que estiman que la delincuencia aumentó en los últimos 12 meses, llegó al 87,6%. De esa cifra, 54,3% consideró que la delincuencia creció en su barrio y 76,4% lo hizo en su comuna.

Patricio Saavedra, académico del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins (UOH), abordó las repercusiones de los resultados entregados en la última Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana 2023, más allá de las cifras usualmente destacadas sobre victimización y percepción de inseguridad, enfatizando que el verdadero impacto radica en los cambios en la vida diaria de las personas producto de la sensación de inseguridad.

“Un aspecto relevante que muestra la encuesta es cómo las personas han modificado su forma de vida debido a estas altas tasas de inseguridad y victimización”, señaló Saavedra. Los resultados evidencian que muchos optan por evitar salir de noche, caminar solos o participar en actividades recreativas con sus familias, y ese cambio en el comportamiento no solo afecta las rutinas diarias, también tiene implicaciones en el bienestar psicológico y la calidad de vida.

“Hay algo que está quedando fuera del debate: cómo la sensación de inseguridad está impactando en la salud física y mental de las personas. Al evitar salir o reunirse con otros, la gente se aísla, lo que puede llevar a un incremento en las percepciones de soledad y, eventualmente, a problemas de salud más serios, como enfermedades cardiovasculares o depresión”, advirtió el académico.

Saavedra destacó que el aislamiento y la falta de conexión con la comunidad son factores que afectan directamente el bienestar. “Una gran proporción del bienestar de las personas proviene de sentirse parte de una comunidad, de compartir con otros y sentirse útiles. Con los niveles de delincuencia e inseguridad que estamos viendo, esas posibilidades se están restringiendo, afectando el buen vivir de la población”, concluyó.

Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de no solo atender las cifras de victimización e inseguridad, sino también considerar las repercusiones más amplias que estas tienen en la salud y la cohesión social, temas que hasta ahora han estado ausentes en el debate público.