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LA DIRECTORA DEL CENTRO DE PSICOLOGÍA APLICADA (CEPA) DE LA UNIVERSIDAD DE TALCA, NADIA RAMOS, ANALIZÓ LAS EMOCIONES Y REACCIONES QUE GENERA LA MUERTE Y EL DUELO, A PROPÓSITO DE LA CONMEMORACIÓN DEL PRÓXIMO 1 DE NOVIEMBRE.

Durante este fin de semana largo muchas personas acudirán a los cementerios y parques del recuerdo, donde pueden conmemorar a sus seres queridos que han fallecido.

Considerando los sentimientos y sensaciones que afloran en estas fechas, la directora del Centro de Psicología Aplicada (CEPA) de la Universidad de Talca, Nadia Ramos, hizo un análisis de estos procesos y dio recomendaciones para vivir los lutos y el dolor que se produce tras la partida de alguien apreciado o alguna situación que genere una sensación de pérdida.

“No solo es cuando fallece una persona, sino que la pérdida del trabajo, del hogar, cuando la persona se jubila o incluso cuando se van los hijos de la casa, puede generar un proceso de duelo, porque hay un periodo en el cual las personas tienen que adaptarse a este nuevo momento de la vida, que implica hacer ajustes frente a esa pérdida”, señaló.

La académica sostuvo que el concepto clave es entender que se trata de un proceso, y no de un hecho puntual. “Como la vida cambia, implica que voy a necesitar de un tiempo para adaptarme a la situación. No es automático que yo pueda seguir funcionando de la manera cómo lo hacía antes de sufrir la pérdida”, precisó.

“El duelo implica reacciones emocionales, como la pena, el llanto y las expresiones de dolor. También se pueden ver afectadas las propias creencias, y la persona suele sentir emociones como que no le queda nada, o que no podrá seguir adelante”, ejemplificó.

Según Ramos, esta situación afecta, además, a nivel cognitivo, ya que inunda las otras zonas del ser humano, impidiendo la reacción normal. “La capacidad de concentración disminuye y la de aprendizaje se ralentiza. Nos cuesta darnos cuenta de detalles, porque estamos afectados por la emoción”, puntualizó.

Y agregó que, “a pesar de que el duelo es una experiencia universal y sabemos que a todo el mundo le va a pasar en algún momento, nunca nadie está preparado para enfrentarlo. Y, por lo tanto, es una experiencia que termina siendo única, personal y dolorosa”.

CONSEJOS PARA SALIR ADELANTE

La profesora explicó que no existe una receta de cuánto tiempo debería durar este periodo de duelo. “Lo que se sabe, es que la intensidad del dolor debería ir disminuyendo. Porque cuando se mantiene en el mismo nivel por varias semanas, uno podría pensar que se necesita apoyo profesional externo”, argumentó.

Bajo estas consideraciones, Ramos aconsejó, a quienes sufran este proceso, no automedicarse. “Las personas suelen tomar tranquilizantes para pasar esta etapa, pero eso no es sano. Porque no hay forma de pasar este período sino es desde el dolor, que está ahí justamente para señalar algo. Las emociones están para ayudarnos a conectar y procesar lo que nos está ocurriendo”, sostuvo.

También hay que permitir el recuerdo en las fechas especiales. “Es bueno que la familia se junte y honre el recuerdo del que ya no está. Son estrategias para seguir adelante. Uno pierde al ser querido, pero el vínculo y el amor que se sentían no desaparecen”, manifestó la profesora.

Por otra parte, recomendó que el entorno reaccione y apoye a quien este viviendo este luto. Por ejemplo, es práctico llevar comida o hacer el aseo, ordenar la oficina o ir al supermercado en vez de la persona que está sufriendo. “El dolor impide pensar en las cuestiones más básicas”, precisó.

La etapa final es la aceptación, acotó la académica. “Al finalizar el duelo, la persona termina aceptando que esto no va a cambiar y que la vida sigue”, concluyó.